martes, 24 de noviembre de 2009

Las formas elementales de la vida religiosa.



ÉMILE DURHEIM

DEFINICIÓN DEL FENOMENO RELIGIOSO.


Para poder averiguar cuál es la religión más primitiva y más simple que podamos someter a observación necesitamos definir que conviene entender por religión; sin esto, nos expondríamos a llamar religión a un sistema de ideas y de prácticas que no tuvieran nada de religioso, o a dejar de lado hechos religiosos, sin percibir su verdadera naturaleza. Lo que pone de manifiesto que este riesgo no es en absoluto imaginario y que no se trata de ningún modo de rendir tributo, aun vano formalismo metodológico. No se pretende encontrar los caracteres profundos y verdaderamente explicativos de la religión, pues solo se podrá determinarlos al final de la investigación.

Pero lo que si es necesario y es posible es indicar cierto número de signos exteriores, fácilmente perceptibles, que permitan reconocer los fenómenos religiosos allá donde se encuentren y que impidan confundirlos con otros. Pero para ello hay que comenzar por liberar nuestro espíritu de toda idea preconcebida, pues los hombres se han visto obligados a hacernos una idea de lo que es la religión, mucho antes de que la ciencia de las religiones haya podido establecer sus comparaciones metódicas. La necesidades de la existencia nos obligan a todos a representarnos de algún modo esas cosas en el medio en el que vivimos sobre lo cual estamos aportando juicios continuamente y a las que debemos tener presentes en nuestra conducta, solo que estas nociones previas se han formado sin método, siguiendo los asares y casualidades de la vida y por ende no merecen ningún crédito, pues no es a nuestros prejuicios , pasiones o costumbres a las que debemos pedirles los elementos de la definición que necesitamos , sino a la realidad misma que tratamos de definir.

Consideremos la religión en su realidad concreta y sacar de ella lo común , pues la religión solo se puede definir en función de los caracteres que se encuentran en todas partes donde hay religión , de modo que en esta comparación haremos entrar todos los sistemas religiosos sin excepciones de ningún tipo y bajo la forma que se presenta en los pueblos menos civilizados.
Para ayudar al espíritu a liberarse es necesario examinar algunas definiciones en las que se expresan prejuicios, algunas de estas nociones son:

1. Lo SOBRENATURAL

Todo orden de cosas que sobrepasa la capacidad de nuestro entendimiento , es el mundo del misterio , de lo cognoscible, de lo incomprensible, de ahí que la religión seria una especie de especulación sobre todo lo que no llega a comprender la ciencia y mas generalmente el pensamiento definido.

Es innegable que el sentimiento del misterio no ha dejado de representar un importante papel en algunas religiones, especialmente en el cristianismo. Sin embargo hay que añadir que la importancia de este papel ha variado singularmente en los diferentes momentos de la vida cristiana. Lo cierto es que no aparece en todas las religiones sino muy tardíamente, es totalmente extraña incluso no solo para los pueblos primitivos sino para aquellos que no han alcanzado un cierto grado de nivel intelectual.

Sin duda cuando les vemos atribuir virtudes extraordinarias a objetos insignificantes encontramos en ello, un aire de misterio. Al hombre primitivo , esas explicaciones que perturban a nuestra razón, le parecen en realidad enormemente sencillas, la manera más inmediata de representarse y de comprender lo que observa a su alrededor y no son a sus ojos mas irracionales de los que a los nuestros, son los proceso técnicos de que se sirven nuestros expertos en las diferentes disciplinas para ese mismo fin.

Por otra parte veremos que es muy verosímil que la noción de las fuerzas naturales se derive de la noción de fuerzas religiosas , de modo que entre estas y aquellas no podrá haber el abismo que separa lo irracional de lo racional, incluso el hecho de que las fuerzas religiosas sean pensadas a menudo en forma de entidades espirituales , de voluntades conscientes, no es en absoluto una prueba de su irracionalidad.

Para que se pueda decir que ciertos hechos que son sobrenaturales hay que tener ya la conciencia de que existe ya un orden natural de las cosas, es decir que los fenómenos del universo están ligados entre ellos según relaciones necesarias llamadas leyes , todo lo que vaya en contra de estas leyes debía aparecer por fuerza como fuera de la naturaleza y en consecuencia de la razón: pues lo que es natural en este sentido es también racional, ya que estas relaciones, no hacen sino expresar la manera en que las cosas se encadenan lógicamente. Pero esta noción del determinismo universal es reciente, pues ni siquiera los mayores pensadores de la antigüedad clásica llegaron a tomar plena conciencia de ella. Es una conquista de las ciencias positivas.

Sin embargo plantea (Jevons) que el espíritu humano no tiene necesidad de una cultura propiamente científica para observar que existen secuencias determinantes entre los hechos y un orden constante de sucesión y para percibir que este se altera a menudo. Para tener una idea de lo sobrenatural no basta con que seamos testigos de acontecimientos inesperados ,es preciso además que estos sean considerados imposibles , sin embargo son las ciencias positivas las que poco a poco han ido construyendo esta noción de un orden necesario y en consecuencia , la noción contraría no podría ser también anterior a ellas.

De cualquier manera que se representen los hombres las novedades que revela la experiencia , no hay nada en estas representaciones que pueda servir para caracterizar a la religión, pues las concepciones religiosas tienen por objeto, ante todo, expresar y explicar no lo que hay de excepcional y de anormal en las cosas , sino al contrario, lo que ellas tienen de regular y constante. No es cierto que la noción de lo religioso coincida con la de lo extraordinario y lo imprevisto. Jevons responde que esta concepción de las fuerzas religiosas no es primitiva. Se habría comenzado por imaginarar, para dar cuenta de los desordenes y accidentes , y solo después se las habría utilizado para explicar las uniformidades de la naturaleza.

2. LA DIVINIDAD

Religión: es la determinación de la vida humana por el sentimiento de un vínculo que une el espíritu humano al espíritu misterioso cuyo dominio sobre el mundo y sobre el mismo reconoce y al que desea sentirse unido. Es verdad que si se entiende a la divinidad en un sentido preciso y riguroso, la definición excluye a multitud de hechos manifiestamente religiosos ( las almas de los muertos, los espíritus de toda clase y de todo rango con los que la imaginación de tantos pueblos ha poblado la naturaleza).

Por seres espirituales se entiende, sujetos consientes, dotados de poderes superiores a los que posee el común de los hombres, esta apelación conviene, pues, tanto a las almas de los muertos , a los genios, a los demonios, como a las divinidades propiamente dichas. El único trato que podemos mantener con seres de esta clase se encuentra determinado por la naturaleza que se les atribuye, es decir por procedimientos psicológicos, intentando convencerlos o conmoverles ya sea por medio de la palabra o por medio de ofrendas y sacrificios. Entonces, como la religión tendría por objeto regular nuestras relaciones con los seres especiales, solo podría haber religión allí donde hay oraciones, ritos y sacrificios.

Sin embargo, esta definición no puede aplicarse a numerosos hechos que no dejan de pertenecer al dominio de la religión, pues existen numerosas religiones en las que, está ausente la idea de dioses y de espíritus o donde al menos solo desempeña un papel secundario y borroso, es el caso del budismo.


Budismo.

Se presenta en oposición al brahamanismo, como un amoral sin dios y un ateísmo sin naturaleza. No reconoce ningún dios del que dependa el hombre. Su doctrina es absolutamente atea. Es una religión sin Dios.

En efecto, lo esencial del Budismo reside en 4 preposiciones: 1) Establece que la existencia del dolor está ligada la perpetuo transcurrir de las cosas, 2) La causa del dolor está en el deseo. 3) La supresión del deseo el único medio de suprimir el dolor y 4) Enumera tres etapas por las que hay que llegar para pasar a esta supresión: la rectitud, la meditación y la sabiduría. Una vez atravesadas estas etapas se llega al final del camino a la liberación, a la salvación por el Nirvana. Pero en ninguno de estos principios, se habla de divinidad. Desde luego Buda, el menos en algunos sectores de la iglesia budista ha acabado por ser considerado una especie de dios, tiene templos que le están consagrados, se ha vuelto objeto de un culto sencillo.

Cristianismo

El cristianismo es inconcebible sin la idea siempre presente y el culto siempre practicado de Cristo; pues es por Cristo, siempre vivo e inmolado cada día, por quien la comunidad de los fieles continua en comunicación con la fuente suprema de la vida espiritual.

Jainismo

Como los budistas, los jaimistas son ateos, no admiten a un creador, para ellos el mundo es eterno y niegan explícitamente que pueda existir un ser perfecto desde toda la eternidad. El Jina ha llegado a ser perfecto pero no lo ha sido siempre.

Por otra parte, si esta indiferencia hacia lo divino se ha desarrollado hasta tal punto en el budismo y en el jainismo, es porque estaba ya en germen en el brahamanismo del que una u otra religión se ha derivado, es decir la especulación brahamanica ya había preparado el terreno para esta tentativa.

He aquí, pues como una parte considerable de la evolución religiosa ha consistido en suma en un retroceso progresivo de la idea de ser espiritual y de divinidad; y grandes religiones en las que las invocaciones , ritos propiciatorios , sacrificios y oraciones propiamente dichas están muy lejos de ocupar un lugar preponderante y que , en consecuencia , no presentan el signo distintivo por el que se pretende reconocer las manifestaciones auténticamente religiosas.

Pero incluso, en el seno de las religiones deístas de encuentra un gran número de ritos que son completamente independientes de toda idea de dioses o de seres espirituales, en primer lugar hay una multitud de prohibiciones, sin que sea posible saber, qué papel puede haber jugado la creencia en Yahvé en dichas prohibiciones, pues él está ausente de todas las relaciones que se prohíben de esta manera , y no podría estar interesado en ellas.

Desde luego estos ritos son puramente negativos (religión védica), pero no por ello dejan de ser religiosos. Además hay otros que reclaman de los fieles, prestaciones activas y positivas y que sin embargo son de la misma naturaleza.

Todo el formalismo religioso , que casi con seguridad es la primera manifestación del formalismo jurídico , proviene de que , como la fórmula a pronunciar y los movimientos a ejecutar tienen en sí mimos la fuente de su eficiencia, la perderían si no fuesen exactamente fieles al tipo consagrado por el éxito. De modo que hay ritos sin dioses, e incluso hay ritos de los que derivan dioses. No todas las virtudes religiosas emanan de personalidades divinas y hay relaciones culturales que tienen otro objeto que unir al hombre con una divinidad. La religión sobrepasa, pues la idea de los dioses o de espíritus y, por consiguiente no pueden definirse exclusivamente en función de esta última.

Con todas estas fórmulas, es la naturaleza de la religión en su conjunto lo que se trata de expresar directamente. Se procede como si la religión formase una especie de entidad indivisible, mientras que es un todo formado de partes; es un sistema o más o menos complejo de mitos, de dogmas, de ritos y de ceremonias. Pero, un todo solo puede ser definido con relación a las partes que lo constituyen. Este método se impone tanto por el hecho de que existen fenómenos religiosos que no dependen de ninguna religión determinada, pero, que si, no se tuvieran en cuenta no se estaría abarcando todo lo que es religioso.

Los fenómenos religiosos se ordenan de forma natural en dos categorías

fundamentales: las creencias y los ritos.

Las creencias: son estados de opinión y consisten en representaciones.

Los ritos: son determinados modos de acción y entre estas dos clases de hechos hay toda la diferencia que separa el pensar del movimiento.

Los ritos solo pueden ser definidos y distinguidos de otras prácticas humanas, sobre todo de las prácticas morales, por la naturaleza especial de su objeto. Como un rito, también, una regla moral nos prescribe formas de actuación, pero refiriéndose a objetos de diferente género. Es, pues el objeto del rito lo que habría que caracterizar para poder caracterizar al rito mismo. Pero es la creencia donde se expresa la naturaleza especial de ese objeto. Luego no se puede definir el rito hasta no haber definido la creencia.

Todas la creencias religiosas presentan un mismo carácter: suponen una clasificación de las cosas, reales o irreales, que se representan los hombres en dos clases o en dos géneros opuestos, generalmente designados por dos términos diferentes que traducen bastante bien las palabras profano y sagrado.

Esta división del mundo en dos dominios , es el rasgo distintivo del pensamiento religioso , las creencias, los mitos, los dogmas o las leyendas son representaciones o sistemas de representaciones, que expresan la naturaleza de las cosas sagradas , las virtudes y poderes que les atribuyen, su historia y sus relaciones entre sí con las cosas profanas. El círculo de los objetos sagrados, no puede ser determinado de una vez por todas; su existencia es infinitamente variable, según las religiones.

Características generales que distinguen las cosas sagradas de las cosas profanas.

- En primer lugar se podría definir a las cosas sagradas por el lugar que les asigna generalmente en la jerarquía de los seres, son consideradas como superiores en dignidad y poder a las cosas profanas y en particular al hombre cuando este solo es un hombre y no tiene por si mismo nada de sagrado.

Es decir que se lo considera ocupando un lugar inferior a ellas y de dependencia con respecto a ellas, y esta representación no carece de verdad. Solo que no hay nada allí quesea característico de lo sagrado. No basta con que una cosa esté subordinada otra para que las segunda sea sagrada con relación a la primera.

Sin embargo hay varias relaciones de dependencia e inferioridad con respecto a otro, pero está claro , que en todos esos caso , a palabra se toma en un sentido metafórico y no hay nada en esas relaciones que sea propiamente religioso, esto no quiere decir que esas relaciones no puedan tomar un carácter religioso y no tienen porque tenerlo. Por otra parte, no hay que perder de vista que hay cosas sagradas en grado sumo, y frente a las cuales el hombre se siente a gusto un ejemplo de ello son los amuletos e incluso frente a los dioses , el hombre no está en un grado tan claro de inferioridad , pues sucede que a menudo ejerces obre ellos una verdadera coacción física para obtener lo que desea.

Por otro lado , si bien es cierto que el hombre depende de sus dioses , esta dependencia es reciproca , los dioses por su parte tienen también necesidad del hombre ; pues, sin las ofrendas y sacrificios morirían.

Pero si una distinción puramente jerárquica resulta un criterio a la vez demasiado general y demasiado impreciso, solo nos queda la posibilidad de definir lo sagrado frente a lo profano, basándonos en su heterogeneidad, solo que lo que hace que esta heterogeneidad baste para caracterizar esa clasificación de las cosas, distinguiéndola de cualquier otra, es el hecho de que es muy particular: es absoluta.

No existe en la historia del pensamiento humano, otro ejemplo de dos categorías de cosas tan profundamente diferenciadas y tan radicalmente opuestas entre sí, concebidos siempre y en todas partes, por el espíritu humano, como géneros separados, como dos mundos entre los que no hay nada en común.

No se puede decir que no se pueda pasar nunca de uno de los lados al otro, pero la forma en que ese paso se produce, evidencia la dualidad esencial de los dos reinos, en efecto implica una verdadera metamorfosis. Esto, es lo que muestran en particular los ritos de iniciación, tal y como son practicados por multitud de pueblos. Es tanta esta heterogeneidad que se convierte a menudo en un verdadero antagonismo, pues los dos mundos no solo se conciben como separado, sino como hostiles y celosos. Los dos géneros no pueden aproximarse conservando, al mismo tiempo su propia naturaleza.

Lo que es característico del fenómeno religioso el hecho de que siempre supone una división bipartita del universo conocido y cognoscible en dos géneros que comprenden todo cuanto existe, pero que se excluyen radicalmente.

Las cosas sagradas zona aquellas protegidas y aisladas por las prohibiciones; las cosas profanas, aquellas a las que se aplican las prohibiciones y que deben permanecer a distancia de las primeras. Las creencias religiosas son representaciones que expresan la naturaleza de las cosas sagradas y las relaciones que mantienen, sea unas con otras, sea con las cosas profanas. Por último, los ritos son reglas de conducta que prescriben como debe comportarse el hombre con las cosas sagradas.

Cuando cierto número de cosas sagradas mantienen entre sí, relaciones de coordinación y subordinación, formando un sistema con cierta unidad, pero que no entra ,a su vez, en ningún otro sistema del mismo género, el conjunto de creencias y sus correspondientes ritos constituyen una religión. Es decir una religión es un todo, formado por partes distintas y relativamente individualizadas. Cada grupo homogéneo de cosas sagradas o incluso cada cosa sagrada de cierta importancia, constituye un centro de organización alrededor del cual gravita un grupo de creencias y de ritos, un culto particular; y no hay ninguna religión, por unitaria que pueda ser, que no reconozca una pluralidad de cosas sagradas.

- La magia y la religión.

La magia se compone de creencias y ritos, como la religión tiene sus mitos y sus dogmas; solo que estos son más rudimentarios, sin duda, porque como persigue fines técnicos y utilitarios, no pierde el tiempo en puras especulaciones. Tienen igualmente sus ceremonias, sacrificios y los seres a los que invocan, las fuerzas que ponen en actividad no solo son de la misma naturaleza que las fuerzas y a los seres a los que se dirige la religión: muy a menudo son exactamente los mismos.

¿Habrá que decir entonces, que la magia no puede distinguirse rigurosamente de la religión; que la magia está llena de religión, como la religión de magia, y que, en consecuencia, es imposible separarlas y definirlas aisladamente?. Pero lo que hace que esta tesis sea difícil de sostener es la marcada repugnancia que la religión siente por la magia y, en revancha, la hostilidad de la segunda por la primera.

La magia muestra una especie de placer profesional, en la profanación por las cosas santas (por ejemplo en la misa negra se profana la hostia), en sus ritos vuelve del revés las ceremonias religiosas ( se da la espalda al altar). Por su parte la religión aunque no siempre ha condenado y prohibido sus ritos mágicos, en general los mira con malos ojos.

Las creencias propiamente religiosas son siempre comunes a una determinada colectividad que hace profesión de adherirse a ellas y de practicar los ritos que le son propios. Los individuos que la componen se sienten ligados los unos a los otros por el mero hecho de tener una fe común. Lo que llamamos una iglesia, es una sociedad cuyos miembros están unidos pro que se representan de la misma manera el mundo sagrado y sus relaciones con el mundo profano, y por que traducen esta representación común en prácticas idénticas.

Con la magia sucede algo completamente distinto. Desde luego las creencias mágicas no carecen de cierta generalidad; con gran frecuencia están difundidas en amplias capas de la población, pero su objeto no es el de vincular entre si a los hombres que se adhieren a ellas y unirlos en un mismo grupo, viviendo una misma vida, no hay una iglesia mágica y entre el mago y los individuos que le consultan no hay lazos duraderos que los constituyan en miembros de un mismo cuerpo moral.

De esta forma se llega a la idea de que la religión, es un sistema solidario de creencias y prácticas relativas a cosas sagradas, es decir, separadas, prohibidas. Creencias y prácticas que unen en una misma comunidad moral, llamada iglesia a todos a todos los que se adhieren a ellas.

LUCÍA YAMA.
TEORIA SOCIAL
FLACSO 2009

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu comentario es valioso para nuestra clase.